jueves, 9 de enero de 2014

Hélices

Verde sépalo sostiene macizas máquinas de escribir rodeadas por madres que acunan bebés cuyos ojos de cerradura descubren la montaña rusa que se mira las caderas y agita el vientre en cosquillas robadas bajo el reclinatorio donde las losas de gelatina vertida por la seria comitiva mediante vacíos rituales descritos en huesos de galleta que caen del ficus infinito con la escalera de caracol rota por la jabonosa espuma que brota del hocico de los cocodrilos en estrella de nueve puntas en torno al único y verdadero significado del amor.

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